martes, octubre 24, 2006

Zé dice...

... ¡viva el cable!

sábado, octubre 07, 2006

SUICIDE GIRLS

Hace tiempo que se viene demostrando que otro porno es posible. Por si había dudas, las chicas malas han llegado para democratizar el erotismo.
Las suicide girls son un alegato a la diversidad. En clara oposición al neumático modelo de perfección play boy, las suicide se muestran rebosantes de naturalidad.
Por supuesto que hay chicas 10 entre las suicide, pero no responden a un canon, a un modelo.
Más bien la apuesta, la marca de la casa (RoBeRts dice que este es su principal mérito) es el haber creado una máscara, un disfraz tras el cual, cada modelo puede ser ella misma.
Detrás de esa máscara de tatuajes, piercings, extensiones y chicas malas, cada suicide exhibe su personalidad propia.

El fenómeno suicide se puede incluir en una corriente que, dicen, trata de dignificar el porno.
Eon McKai quizá sea el más kistch. Su
estética es arrolladora y su fuerza visual está, a veces, muy por encima de su contenido sexual.
Bruce LaBruce es, en USA, un icono gay, pero también es un importante autor indie. ¿Dónde está la barrera entre una posición y otra? El director lleva ya años intentando derrumbarla.
La británica Anna Span está considerada como la primera directora de porno femenino en su país. En verdad, abarca tanto el lésbico, como el hetero y el bisexual. Su fresco y novedoso punto de vista es el que la destaca sobre el resto de sus compañeros.
Pero RoBeRts cree que hay algo más. No es que se quiera reivindicar el porno, sino que se está utilizando el porno como medio de expresión para emitir mensajes diferentes.
Para estos autores, el porno no es más que un vehículo para plasmar sus ideas. Para
esta gente el porno es un medio, no un fin.
En un mundo en que la representación de la violencia es cada vez más pornográfica tanto en cine como en televisión, es importante que sea la propia pornografía la que se redefina a sí misma.

jueves, octubre 05, 2006

NATURAL BORN KILLERS

OLIVER STONE. 1994.
Posiblemente, el mejor ejemplo de en qué consiste el pastiche posmoderno.
Sobre una historia de Tarantino, el irregular Oliver Stone construye una frenética fábula sobre el tratamiento de la violencia en los medios.
Es la historia de dos asesinos en serie Mickey (Woody Harrelson) y Mallory (Juliette Lewis) que son capturados en plena carrera criminal. Obsesionados por la fama, siempre dejan a alguien vivo para que cuente sus hazañas. Los asesinos natos son el tema principal de un programa de televisión que, obsesionado por el share les hará la entrevista del año en la cárcel tras la final de la super-bowl. En plena entrevista, se iniciará un sangriento motín que les servirá para huir.

Para contar esta historia, Stone compone un complejo pastiche visual: animación, combinación del blanco y negro con el color, el uso y abuso de filtrados desnaturalizados, la evidenciación del plató, el uso de pantallas para crear los fondos, la iluminación artificial, el material de archivo reutilizado (found-footage)…
Stone en ningún momento oculta su mano. Toda la película transcurre en un entorno de ficción absoluta, que la hace más cercana al discurso que a la historia (aunque, eso sí, consigue un punto de equilibrio muy interesante).
Quizá el mejor momento sea el flashback en que nos enteramos de cómo se conocieron los dos protagonistas. Stone recurre a la sit-com para ironizar sobre la violencia doméstica. Mallory es acosada por su padre y Stone lo acompaña con… ¡¡risas enlatadas!! Mallory conoce a Mickey, este acaba en la cárcel y al salir, ambos asesinan a los padres de ella iniciando así su sangrienta aventura.

Stone juega en todo momento a fusionar cine y TV, implicándolos a los dos en la misma batalla. Ambos son culpables de la espectacularización de la violencia y ambos deberían reflexionar sobre su forma de tratar el tema.
Al final, el reportero que les ha hecho famosos y que se ha unido a ellos (Robert Downey Jr) será el testigo de su último asesinato: él mismo.
El reportero les ha hecho grandes, les ha dado la voz, los ha convertido en héroes nacionales… pero ha establecido un juego en el que él mismo va a acabar perdiendo. Mickey y Mallory iniciaron la espiral con sus asesinatos, pero el reportero la continuó con su tratamiento de la información.
Así, la espiral avanza hasta el punto de que los asesinos ya no necesitan al reportero. Él les suplica lloriqueando que le perdonen la vida porque alguien debe contar su gesta. Pero Mickey lo tiene claro… para eso ya están las cámaras!
La espiral de violencia continúa su camino sin que nadie pueda detenerla… ya que a todos se nos ha ido de las manos.

lunes, octubre 02, 2006

FuCK iN FRaNCe

La francesa es, sin lugar a dudas, una de las cinematografías más interesantes del mundo. Cuida tanto el cine de autor como el comercial lo que unido a muy buenas medidas proteccionistas la hace ser, posiblemente, la más fuerte de Europa.
Pero en lo que a fuck movies se refiere, FRANCIA no acaba de encontrar su sitio.
Ya hemos hablado de EL ODIO (M. Kassovitz. 1995) que no es propiamente una fuck y, además, carece de continuismo.

Una de las apuestas más constantes y conocidas es la de Luc Besson . Entre sus producciones encontramos la trilogía de Taxi (la primera dirigida por Gérard Pirès en 1998 y las otras dos por Gérard Krawczyk en 2000 y 2003), más cercana a las comedias de acción norteamericanas que al fuck.
Con un poco más de acción y menos comedia se encuentran las dos partes de The Transporter (Corey Yuen dirigió la primera y Louis Leterrier la última)
Las cinco son un claro ejemplo de cómo la guerra que Francia emprendió hace tiempo por competir con USA en el mercado iternacional ha derivado en costosas coproducciones continuistas con la marca hollywood con un cierto estilo francés.
También bajo el sello Besson y la dirección de Leterrier encontramos una apuesta un tanto más seria: Danny the dog (2005). Jet-Li y Morgan Freeman conducen una interesante historia que empieza muy bien y va perdiendo fuelle minuto a minuto. Sin lugar a dudas, lo mejor es la banda sonora de Massive Attack.


Por otro lado hay que nombrar a la extraña Baise-Moi (Fóllame. Virginie Despentes y Coralie Trinh Thi. Francia. 2000). Tras tan sugerente título encontramos una cinta protagonizada por actrices porno en la que no se escatima en mostrar felaciones y penetraciones por doquier. El caso es que las escenas calientes se tratan de justificar con el argumento (dos jóvenes son violadas e inician una escalada de asesinatos contra el sexo opuesto para vengarse). No deja de ser un intento interesante aunque se queda en tierra de nadie. Ni porno, ni fuck, ni acción…

Quizá sea Doberman (Jan Kounen. 1995) la apuesta más fuck hecha en Francia. Con una estética muy cercana al cómic, la película es ágil, divertida y entretenida… aunque le falta contenido. El guión está bien cerrado, la realización es correcta y muy adecuada con el tono general de la película. Pero le falta mensaje, algo de reflexión.

RoBeRts dice… ¿la mejor apuesta francesa? Sin lugar a dudas: Irreversible (Gaspar Noé. 2002) Ha sido una película duramente criticada desde muchos ámbitos, pero es la mejor fuck realizada en Francia.
El argentino Gaspar Noé nos cuenta la historia de una mujer (Mónica Bellucci) que es violada al salir de una fiesta. Su novio (Vincent Cassell) y su ex novio (Albert Dupontel) iniciarán una búsqueda por los bajos fondos parisinos para encontrar al violador.
La apuesta de Noé es contar el relato al revés, empezando por la venganza del ex-novio de la Bellucci, quién se ensaña contra el violador, reventándole la cabeza con un extintor.
La historia va retrocediendo de manera que vamos conociendo a los personajes y entendiendo el desenlace.
No es para nada gratuito que se nos cuente al revés la historia. Solo así adquieren más peso detalles como que el exnovio sea el más sereno de todos y al final estalle en ira; o que el verdadero violador, en verdad, sea el que está al lado de quién recibe la paliza final.
El mensaje final es demoledor: en el mundo en que vivimos, el único final feliz posible es… volver al principio.