lunes, septiembre 18, 2006

EL ODIO (LA HAINE)


Mathieu Kassovitz. Francia. 1995.
En realidad no se trata de una fuck movie. EL ODIO es cine social vestido de fuck para llegar a un público más amplio y el resultado es más que loable.
La película no deja indiferente a nadie. En sentido positivo, ha generado reacciones interesantes como, por ejemplo, la banda sonora a posteriori que compuso ASIAN DUB FOUNDATION, y el portal de internet alternativo LA HAINE

En sentido negativo, su director se ha dedicado a desacreditar al filme con sus posteriores trabajos. No estoy hablando de su siguiente film. LOS RÍOS DE COLOR PÚRPURA es mala, pero hay cosas peores.
¿Alguien se explica como el director de EL ODIO puede ser el actor de AMELIE y MUNICH? Es políticamente inaceptable, casi un sacrilegio.

Centrándonos en la película en sí, hay que reconocer su acertado diagnóstico de la situación socio-política francesa.
La película empieza con un cóctel molotov cayendo a cámara lenta hacia el planeta tierra. En OFF, escuchamos (más o menos): “Es la historia de un hombre que cae desde un piso 50. Mientras cae no para de repetirse: por ahora todo va bien. Por ahora todo va bien.”
Acto seguido vemos imágenes en blanco y negro de disturbios con música de Bob Marley acompañando los créditos. En adelante, el director expone de forma ágil y acertada las causas y consecuencias de esos disturbios.
A nivel visual, este prólogo también marca el estilo visual del film que es en blanco y negro con un uso de la cámara muy cercano al documental.
La historia lo pide y Kassovitz lo hace. No hay gratituidad ni efectismo en esta decisión que resulta atractiva y coherente.
Centrándose en tres jóvenes (un magrebí, un negro y un judío) Kassovitz nos explica porqué está a punto de estallar la burbuja en los barrios bajos franceses. Se anticipa en años a lo que ocurrió hace poco en los suburbios de París.
Retrata a la perfección a una generación mestiza y sin futuro. Sin recursos ni posibilidades. Metida siempre en líos porque no tiene nada mejor que hacer.
Resultan sublimes las elipsis temporales. Como cuando están los tres personajes sentados en una calle y corta a negro con un cartel que pone 30 minutos después y al volver a la imagen los tres personajes sentados en el mismo sitio.
Sin duda Kassovitz demuestra una frescura y un dominio del lenguaje que no ha vuelto a poner en práctica. Al guión se le puede reprochar que repita tres veces el monólogo del hombre que se tira del piso 50. La metáfora es acertadísima, pero incidir tres veces en ella no es necesario.

El autor indaga en este film en temas y posturas que, como se decía, luego ha dejado en entredicho, lo que te lleva a sospechar acerca de sus verdaderas intenciones.
EL ODIO está en el extremo opuesto de AMELIE (y no digamos de MUNICH) ¿Cómo es posible que la misma persona esté implicada en los tres proyectos?
¿Por dinero? No creo.
Quizá nos hayamos dejado llevar por la frescura y la fuerza de EL ODIO y no hayamos sabido interpretarla correctamente todavía.
En todo caso, la película es a todas luces recomendable y su análisis necesario.
Han pasado más de una década y todo lo que esta película avanzaba ha ido ocurriendo. Monsieur Kassovitz, quizá haya llegado el momento de saber que pasará los próximos 10 años. Su carrera y su obra le están pidiendo a gritos una segunda parte de la que sin lugar a dudas fue una de las grandes películas francesas de los 90.

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